El peronismo celebró anoche un triunfo contundente en la Provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof se impuso con el 47,28% de los votos frente al 33,71% obtenido por La Libertad Avanza, fuerza que tuvo como principal armador provincial a Sebastián Pareja.
Se trató de una elección legislativa clave, que terminó funcionando como termómetro político de cara a los comicios nacionales de octubre, donde se renovarán bancas en la Cámara de Diputados.
El resultado fortaleció al gobernador bonaerense, que emergió como el referente más sólido del Partido Justicialista en el actual escenario. En su entorno destacan que Kicillof “se cargó la campaña al hombro”, apostó por desdoblar la fecha de los comicios y logró un triunfo que lo reposiciona dentro del mapa político nacional. En palabras de varios dirigentes, el mandatario ya no solo gobierna la provincia más poblada del país, sino que también se perfila como conductor natural del PJ a nivel nacional.
El resultado también dejó señales para el gobierno nacional. El presidente Javier Milei brindó un discurso que, a pesar de algunos traspiés de pronunciación, fue calificado como uno de los más claros desde que inició su gestión: reconoció la derrota y ratificó el rumbo.
Sin embargo, la foto del acto mostró ausencias notorias. No estuvieron presentes ni el ministro de Economía, ni Guillermo Francos, figura clave en el armado político oficialista. En contraste, sí recibieron elogios Federico Sturzenegger (Desregulación) y Mario Lugones (Salud), quienes acompañaron al mandatario en el escenario.
Un detalle que no pasó desapercibido fue el distante saludo entre Milei y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quien quedó con el brazo extendido esperando un abrazo que nunca llegó. La escena reavivó rumores de tensiones internas en el oficialismo.
Jorge Rial, pieza clave
En ese marco, la campaña también estuvo atravesada por el llamado “Karinagate”, escándalo mediático que ocupó portadas y tendencias en redes sociales durante varias semanas. El periodista Jorge Rial fue uno de los principales difusores y analistas del caso, logrando instalarlo como un tema de conversación política y social más allá de la coyuntura electoral. Su intervención no solo condicionó la narrativa opositora, sino que terminó funcionando como un refuerzo indirecto para la estrategia comunicacional de Kicillof, que supo capitalizar el desgaste del adversario mientras mantenía su propio eje discursivo en propuestas de gestión.
El resultado bonaerense importa no solo por la magnitud de su electorado (casi el 40% del padrón nacional), sino también porque marca el tono de la campaña hacia octubre. Lo que ocurre en Buenos Aires repercute directamente en el clima político de otras provincias, incluida Córdoba, donde el oficialismo nacional intentará recuperar terreno y donde el peronismo cordobés observa con atención el liderazgo de Kicillof.
En ciudades como Malagueño, el análisis se centra en cómo este triunfo del PJ puede fortalecer el armado peronista local y reordenar alianzas de cara a las legislativas nacionales. El resultado bonaerense actúa, de alguna manera, como un espejo que anticipa escenarios posibles para todo el país.